jueves, 21 de enero de 2010

SE ME OLVIDABA DECIRTE: “TEQUIERO”



Como todos los días, Patricia, una niña de unos 9 años, mira por la ventana -una ventana que da a las casa de la persona que mas le importa en el mundo- para ver a Alex, el amor de su vida. Él nunca mira, pero ella, tarde tras tarde, está ahí atenta a lo que hace su vecino. Le resulta imposible decírselo, decirle que por él respira y que para ella no existe nada más importante que verlo y ser feliz con él cada día. Ella prefiere simplemente mirarlo y siempre que lo ve solo sonríe. Y, sin poder hacer otra cosa, ella suspira.

Y así fue pasando el tiempo, la niña incapaz de decirle lo que sentía, y el niño sin saber que había alguien que realmente lo quería y que por él daba la vida. Los dos niños se hicieron mayores, y poco a poco se fueron separando, pero por fin llegó el momento. La niña se tenía que ir a estudiar a otro sitio a la universidad, y se dio cuenta que si no se lo decía entonces, nunca lo haría. Salió corriendo para llegar a casa de Alex, y decirle a la cara lo que sentía por él, tal y como había querido hacer tantas veces, pero al bajar las escaleras, se lo encontró. La chica se quedó pálida, y él, sonriendo con una lágrima, le dio una carta, y le dijo adiós.

La niña abrió temerosa la carta y después vio que en ella ponía:

- Querida Patricia, no te conozco mucho, y no sé porqué nunca lo he intentado. Cada día veía que me observabas desde la ventana de tu cuarto durante todos estos años, y eso me encantaba porque así podía verte yo a ti. Quiero que sepas que aunque te conozco poco siempre te he querido, y que aunque me tenga que ir lejos, y tú también, yo nunca de ti me separaré. Nunca podré olvidarte y dudo que pueda dejar de quererte. Cuando leas esto yo ya estaré en el aeropuerto esperando coger un avión. Nunca me olvides. Espero que nos volvamos a ver. Posdata: te amo.

La chica, nada más leer esto, salió corriendo al aeropuerto.

Alex estaba en un taxi, feliz de haber expresado por fin lo que tenía que haber dicho hace mucho tiempo.

Patricia corrió como pudo para llegar a tiempo. Tuvo suerte de que el avión se retrasara, y cuando llegó a una sala de espera, donde se sentaban los pasajeros para coger el avión, ahí estaba él. Ambos al verse se quedaron pálidos, y Alex corrió hacia Patricia como si los dos se conociesen de hace mucho; y os aseguro que disfrutaron del poco tiempo que les quedaba para estar juntos. Cuando llegó el momento de la despedida, a Patricia, que todavía no había dicho nada, se le escapó:

-Te quiero

Y los dos se prometieron que algun día se volvirían a ver y que nada los separarí.

Por esto yo pienso que un verdadero amor no se siente con la razón, se siente con el pensamiento

1 comentario:

  1. Es precioso,de verdad.
    ¿De quién es?Voy a compramelo.
    Me encanta leer.
    Te sigo,me siges?Pasate

    ResponderEliminar